Tu skincare no termina en la cara. Hay tres zonas que revelan la edad primero… y casi nadie cuida. Aquí te contamos cómo cuidarlas


Seguro ya tienes tu rutina de skincare clarísima, pero… ¿tu cuello, tu escote y tus manos reciben el mismo cuidado?
La realidad es que estas zonas envejecen incluso más rápido que el rostro y, aun así, casi nadie les pone atención hasta que ya ven líneas, textura o manchas. Pero no te preocupes, aquí vas a entender por qué estas áreas necesitan cuidados específicos, cómo hacerlo con productos que ya tienes en tu cosmetiquera y qué hábitos pequeños hacen una gran diferencia.
¿Por qué cuidarlas?
Aunque no lo parezca, cuello, escote y manos tienen una piel mucho más delgada, con menos colágeno y menos elastina que el rostro. Esto significa que estas zonas se deshidratan más fácilmente, pierden firmeza rápidamente y son más propensas al daño solar. De hecho, según dermatólogos, el 90% de los signos visibles de envejecimiento en estas zonas se deben al daño solar acumulado, no únicamente al paso natural del tiempo.
Además, los expertos explican que el cuello y el escote tienen menos “soporte”: con la gravedad, los pliegues de la piel se vuelven más visibles y dormir de lado puede favorecer la aparición de arrugas verticales con los años.
¿Por qué las olvidamos?
Por costumbre. Por prisa. Por creer que “la cara es solo la cara”. La mayoría crecimos pensando que el skincare terminaba en el mentón y que el cuello, el pecho y las manos pertenecían al “cuidado corporal”.
Pero las dermatólogas son claras: la cara termina en el pecho. Esto significa que los productos que usas en tu rostro también deberían aplicarse en estas zonas porque su piel es igual o incluso más delicada.
También las olvidamos porque no las vemos tanto en el espejo, pero sí se notan en fotos, en gestos y —sobre todo— en su exposición continua al sol.
¿Cómo cuidarlas?
La mejor forma de cuidar estas zonas es volverlo parte natural de tu rutina. No necesitas pasos extra complicados: solo extender los productos que ya usas en tu rostro hacia abajo.
Ingredientes como el ácido hialurónico, la niacinamida y la vitamina C ayudan a hidratar, fortalecer la piel y unificar el tono, mientras que los aceites corporales y las cremas hidratantes aportan elasticidad y suavidad. Si usas sérums faciales, utiliza también el producto que queda en tus manos.
Y recuerda: el paso más importante siempre será el protector solar. Aplícalo todos los días, sin excepción, porque en estas zonas el daño solar avanza rapidísimo.
Como extra tip, aplicar tu hidratante con masajes suaves —desde la barbilla hacia el escote y del centro del cuello hacia los laterales— mejora la microcirculación, ayuda al drenaje y favorece que los activos se absorban mejor.
Con acciones tan simples como estas, tu piel empieza a verse más firme, luminosa, uniforme y joven con el tiempo.
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